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  • Fabi

Parque infantil Raitelsberg A.G Calidad sobre cantidad

¡Fabi! ¡Fabi! Oigo gritar por todas partes. Son las 13:30h en punto y Fisenek, uno de los niños que viene todos los días, espera a que abran las puertas de lo que aquí llamamos “Aki” que es un parque infantil con supervisión pedagógica. En cuanto se abren las puertas, Fisnek corre a la casa y pregunta, como si no pudiera esperar ni un minuto más, si le podemos dar una pelota porque el fútbol es su pasatiempo favorito dentro y fuera del centro. Con la pelota en la mando, corre hacia el campo de fútbol sea cual sea el tiempo, incluso cuando está todo helado, y allí vuelve a gritar mi nombre: ¡Fabi! ¡Fabi! ¡Ven rápido! Tenemos que jugar a fútbol.



Pero basta de hablar de Fisnek y de jugar a fútbol en el centro donde he dedicado 80% de mi tiempo a este juego porque resulta que también es mi actividad favorita aquí en el Aki. ¿Cuáles son mis tareas? Entre otras tareas educativas, como jugar al fútbol también me ocupo de hacer que los niños vivan diversas aventuras. Lo más destacado aquí es el enorme trampolín, en el que los niños pueden aprender a controlar su cuerpo, mejorar su autoconfianza y control de la mente y a la vez pasar un buen rato. Supervisar a los niños, darles consejos y enseñarles trucos en el trampolín son algunas de mis tareas en el Aki. Pero lo más bonito es la increíble diversidad. Tanto si se trata de los diferentes caracteres de los niños, como de los numerosos retos constantes y cambiantes donde el equipo pedagógico del Aki siempre sabe dar una respuesta.


Desgraciadamente, debido a las restricciones por la pandemia, el Aki permaneció cerrado, lo que supuso un hastío aburrimiento para mí y los niños que solían venir a diario. Mis tareas cambiaron drásticamente y pasaron de 4 horas jugando al fútbol a hacer trabajos de renovación, donde también aprendí mucho. Por ejemplo, pintamos la casa y la nueva valla del establo. Sí, tenemos muchos animales: ovejas, conejos, gallinas y caballos. Desgraciadamente, por culpa del coronavirus, no se podía montar a caballo, lo que supuso una gran decepción para los niños. De igual manera también se tuvo que reducir la cantidad de niños diarios, por lo que había muchos menos niños de lo habitual. A todo esto, el equipo intentó seguir su lema de “calidad sobre cantidad” y hacer lo mejor con la nueva situación, como todos hemos tenido que hacer en estos difíciles tiempos.


A pesar del coronavirus, mi estancia en el Aki me ofreció momentos increíbles que espero recordar el resto de mi vida.


¡Saludo a todos los niños y cuidadores del Aki! Espero que todos se mantengan sanos durante este tiempo.


Fabi

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